Cosas que aprendes a los 20 años y nadie te advirtió

Todas las etapas de la vida cuentan con características particulares. Sin dudar, cumplir años es una oportunidad para conocernos mejor y aprender sobre el rumbo de la vida, aunque claro está, éste siempre será un poco impredecible.

Lo que es verdad es que cada cierto tiempo se puede mirar atrás y recordar las lecciones que hemos aprendido. Es por eso que te presentamos algunas de las cosas que se aprenden a los 20 años y nadie nos había advertido.

1. Debes cuidarte. Independizarse implica comprender que en la vida siempre tendrás que luchar por lo que quieres y que tus logros son tuyos, pero también lo son tus responsabilidades. Los 20 son una gran etapa para comprender la importancia que tiene cuidarnos y ver por nuestro propio bien.
    
2. Está bien enamorarse una y otra vez. Las primeras parejas podrán sentirse como las únicas en la vida y entonces cuando las cosas salen mal, porque sí, salen mal en muchas ocasiones, sentimos que se acaba el mundo, pero te sorprendería saber cuántas parejas podrás tener y cuántas veces aprenderás a querer de nuevo y de diversas formas.
    
3. Tus familiares son seres humanos. Durante la infancia podemos idealizar a nuestros familiares y creer que son seres perfectos, pero con el paso del tiempo podrás vivir experiencias que te enseñarán que no lo son, que simplemente son seres humanos a los que quieres mucho y siempre vas a querer.
    
4. Tus errores se volverán tus aliados. Cerca de los 20 años, podrás reconocer que tus errores no han sido tal cosa, sino aprendizajes. Tal vez pasaste un mal rato con esa pareja tan agresiva pero ahora sabes lo que no quieres para ti, o quizá no debiste tomar tanto en la última fiesta, pero ya sabes que la próxima te sabrás medir.
    
5. El trabajo tampoco es el fin del mundo. Ni las parejas ni el trabajo son el fin del mundo. También cambiarás de profesión más de una vez pero estará bien, ya que de todos los lugares obtendrás grandes lecciones.

Los 20 son tiempos de cambio y madurez. La transición hacia ser adulto está llena de nuevas experiencias, desde trabajar hasta vivir solo y empezar a definir en quiénes nos queremos convertir.