Argentina comparte su experiencia trabajando como moza en España y se vuelve viral

Se trata de un relato que puede servirle a muchas personas que piensan viajar en busca de nuevas oportunidades.

En las redes sociales es muy complicado llegar a convertirse en viral y aunque muchas veces esto no sea el propósito de muchos creadores de contenido, hay algunos relatos que terminan por ser muy llamativos para el público debido a lo que se cuenta. Bueno, en este caso en particular vemos cómo es que una ciudadana argentina se llevó una enorme desilusión luego de pensar que encontró un trabajo estable en España.

La joven argentina llamada Agus Guardamagna, contó cómo es que se sintió estafada luego de haber trabajado solo un día como moza en un restaurante. Resulta que la muchacha llegó a España buscando una oportunidad laboral a tiempo completo que le permitiera estar mejor en su situación económica, pero en vista de que no había nada que le llamara la atención, decidió aceptar uno de medio tiempo. 

De acuerdo con lo que explica la usuaria, durante la entrevista de trabajo, acordó un contrato de media jornada con una carga de 23 horas semanales y un sueldo de 600 euros al mes. Aunque el salario no era algo que sea muy atractivo para ella, quiso aceptarlo mientras buscaba un trabajo mucho más estable y que le ofrezca mejores oportunidades. 

¿Cómo se generó el problema? 

Lo que parecía ser una buena oportunidad para establecerse, poco a poco se fue transformando en una completa decepción. En su primer día de trabajo, un sábado, Agus fue asignada a la barra y a tareas en caja sin previamente haber recibido una capacitación, por lo que la joven se vio envuelta en un escenario en el que no le quedó de otra más que improvisar. 

El día pasó rápido, pero sus expectativas se convirtieron en una completa pesadilla, ya que de acuerdo al tratado inicial, ella esperaba que el sueldo se distribuyera de acuerdo con las horas trabajadas, es decir, un salario proporcional a la jornada. Sin embargo, la joven se llevó una amarga sorpresa al darse cuenta de que esto no fue así. 

Al día siguiente, Agus decidió informar que no continuaría trabajando en el restaurante y esperando a que le paguen lo que le corresponde, que sería entre 40 y 50 euros por las ocho horas trabajadas, la joven pese a sus insistencias solo terminó recibiendo 20 euros por parte de una encargada que se encontraba en el restaurante aquel día. 

Sin duda, un relato que narra a la perfección cómo es que muchas veces algunos locales se aprovechan de que las personas viajan a otros países con el propósito de tener una mejor vida. La experiencia de Agus sirve para estar más atentos a este tipo de establecimiento que lo único que hacen es tomarle el pelo a miles de personas.