Jonathan, la tortuga más longeva del mundo con 192 años, sigue viviendo en Santa Elena como un símbolo de longevidad y conservación animal
Jonathan, la tortuga más longeva del mundo, con 192 años, vive en Santa Elena, siendo un símbolo de longevidad y conservación animal.

Jonathan, la tortuga más longeva del mundo, con 192 años, vive en Santa Elena, siendo un símbolo de longevidad y conservación animal.
Jonathan, una tortuga gigante de Seychelles, ha alcanzado un hito impresionante: 192 años de vida, convirtiéndola en el animal terrestre más viejo del mundo. Este increíble animal ha vivido toda su existencia en la isla de Santa Elena, un territorio británico en el Atlántico Sur. Si bien la longevidad de Jonathan ya era conocida, su historia sigue fascinando a científicos y visitantes por igual.
Jonathan fue llevado a Santa Elena en 1882, cuando ya tenía al menos 50 años. Desde entonces, ha vivido en Plantation House, la residencia oficial del gobernador. Aunque la edad exacta de la tortuga es difícil de determinar, se estima que nació alrededor de 1832, gracias a registros históricos que lo vinculan con fotografías tomadas a finales del siglo XIX.
Este anciano reptil ha sido testigo de casi dos siglos de historia, y su vida ha sido marcada por eventos históricos como la invención de la bombilla, el primer vuelo de los hermanos Wright y, más recientemente, la revolución digital.
A pesar de su avanzada edad, Jonathan continúa sorprendiendo a todos por su resistencia. Aunque ha perdido la vista y el sentido del olfato, sigue siendo muy activo y su audición permanece intacta. De hecho, responde a la voz de su veterinario, especialmente cuando se asocia con la comida.
A lo largo de los años, ha sido alimentado manualmente debido a su dificultad para encontrar su comida por sí mismo, un cuidado esencial para su bienestar.
La vida de la tortuga no ha sido solitaria. En Plantation House, comparte espacio con otras tres tortugas gigantes, David, Emma y Fred. Aunque su movilidad es limitada, sigue mostrando signos de interés reproductivo, acercándose ocasionalmente a sus compañeras de hábitat. A pesar de no ser un animal reproductivo en términos prácticos hoy en día, su historia sigue siendo un valioso recordatorio de la longevidad de su especie.
Jonathan ha alcanzado tal notoriedad que se ha convertido en un símbolo de la conservación animal. Su imagen se encuentra en la moneda de 5 centavos de Santa Elena, y su historia inspira tanto a los habitantes locales como a los turistas que visitan la isla. Es, además, un testimonio vivo de la importancia de la protección y conservación de especies que, como él, pueden desafiar el paso del tiempo.
A lo largo de los años, Jonathan ha demostrado que, incluso en la vejez, la vida puede ser rica y significativa. En su longevidad, nos recuerda la maravilla de la naturaleza y la importancia de protegerla para las generaciones futuras.
Mientras camina por los jardines de la isla, Jonathan sigue siendo un ejemplo de resiliencia, resistencia y un símbolo de la historia natural que perdura a través de los siglos